“Apunté a mi madre con María, aparte de darle muchísimo cariño en la última etapa de su vida, la hizo feliz. Mi madre mejoró de ánimo, estabilizó sus manos, mejoró su memoria, movilidad. Las sesiones con ella eran para recargar las pilas de una mujer que había perdido a su compañero y que siempre había sido la alegría de la casa. Una y mil veces me alegro de haber conocido a María y del trabajo que hizo con Julia, mi madre.”

“He entrado en la terapia muy tenso y disgustado, después, poco a poco he ido olvidando el problema que me rondaba en la cabeza y al final con los ejercicios y el apoyo de los maestros y compañeros he quemado mi mal humor y estoy relajado en estos momentos.”

“Bueno pues me he sentido hoy en mi primera sesión de musicoterapia libre, porque durante la sesión no me he acordado de que estaba en la cárcel, también me ha recordado viejos tiempos de cuando hice la mili (servicio militar obligatorio), pues fui taruta y toqué el tambor y el clarín, me he reído mucho y me ha subido la autoestima y al principio estaba un poco tenso y vergonzoso, pero en el transcurso de la terapia, me he ido soltando, en general todo perfecto.”

“Yo me sentí muy relajado y libre, he volado. Gracias.”

“Las clases de biodanza con María son totalmente imprevisibles, es como dejar libre a la imaginación y volar, dejando que el cuerpo se exprese, libere toda su creatividad, sus sensaciones, se entrecruce y conecte con las sensaciones del grupo y del entorno. En ese intercambio María dirige sutilmente el movimiento del grupo, llegando a formar un cuerpo único, un sentimiento único, con la capacidad de volar e imaginar y también con la capacidad de sentir y de pisar tierra, ambas cosas ligadas en armonía y naturalidad. La autenticidad de las clases de María te harán conectar con una parte de tí desconocida y amable que nunca podrás olvidar.”